DEPRESIÓN POST PARTO La madre muerta vs. la madre viva

Por Psicóloga Giovanna Soto Pedraza 

 

“La madre muerta es entonces, contra lo que se podría creer,  una madre que sigue viva, pero que por así decir está psíquicamente muerta a los ojos del pequeño hijo quien ella cuida” (Green, 2005)

 

En el artículo de hoy quiero hablarte de un tema que si bien los últimos años se ha hecho un tanto más popular, no significa que tengamos de primera mano todos los elementos precisos para identificarlo con facilidad y no solo eso sino el oportuno tratamiento e intervención para la mejora de la dinámica en el vínculo madre e hijo.

 

De manera puntual, respondamos ¿Qué es la depresión postparto? Es un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a las mujeres después de dar a luz.

 

La maternidad no sólo tiene que ver con alegría, felicidad y satisfacciones para la madre, también puede llevar consigo el “lado B de la maternidad” que conlleva incertidumbre, enojo, tristeza, desconcierto y mucha angustia. Generalmente se romantiza la idea de que cuando nace el bebé todo es perfecto y la madre está colmada de dicha, pues considero que aún nos cuesta hablar de este lado B, ya que incomoda a quienes están alrededor de la madre, por los patrones culturales y sociales bajo los cuales vivimos aún. 

 

La importancia entonces de hablar de este lado B, es desmitificar y romper con tabúes pero también prevenir y aprender cuáles podrían ser los síntomas, riesgos y consecuencias de no hablar sobre la depresión post parto. 

 

En su trabajo “Psicodinámica de la depresión postparto”, Blum (2007) expone los tres conflictos psíquicos que para él, desde sus veinte años de experiencia como psiquiatra y psicoanalista, y la bibliografía que ha revisado, compondrían las problemáticas centrales más frecuentes observadas en mujeres que desarrollan este trastorno. 

 

Estos conflictos serían: 

 

  1. Conflictos con identificaciones maternas, es decir mi propia relación con mi madre, las vivencias que tuve de niña, los estilos y patrones de crianza bajo los cuales crecí y las expectativas en juego que estaban puestas en mi deseo de ser madre, esto es muy importante pues nos dará la primera pauta para elaborar un mapa personal, a partir del cual puedo guiarme para sostener mi lugar cómo madre.

 

  1. Conflictos con el manejo de la ira, pensado cómo las mujeres que de pronto tienen un bajo nivel de tolerancia a la frustración, con un esquema de creencias nucleares limitado, lo cual puede dificultar abrirse a nuevas experiencias, con dificultad para adaptarse a cambios, etc. 

 

  1. Conflictos con la dependencia, el maternaje en sí, tiene cómo misión la tarea de acompañar a un nuevo ser humano a valerse por sí mismo, en tanto que si la madre en su deseo concibe al hijo a partir de un apego negativo, la relación puede tornarse dependiente y con altas expectativas que pudieran complicar la adaptación del vínculo madre-hijo, una madre muy perfeccionista, aprensiva y cuyo bienestar está depositado fuera de sí misma, de igual manera puede crear un conflicto psíquico en la madre.

 

Lo anterior es solo una aproximación para intentar explicar dicho trastorno, ahora ¿Cuáles son los principales síntomas de la depresión post parto? 

 

-Tristeza

-Ansiedad excesiva

-Culpa

-Sentimiento de inutilidad

-Alteraciones del sueño

-Pérdida de apetito y peso

– Irritabilidad excesiva

-Rechazo al bebé o cuidados excesivos hacia este.

 

No en todos los casos se presentan todos los síntomas, pueden ser uno o dos o más, pero si son vividos con mucha intensidad y sin “aparente explicación”, lo cual suele generar una sensación enorme de culpa en la madre, justamente por las expectativas culturales y sociales de pensar a la madre perfecta y feliz, ante tremendo acontecimiento de prestar su cuerpo para crear una nueva vida, el deseo de la madre sostiene la función, pero cuando este no es sostenido, la madre enferma, si, enferma de angustia de no saber serlo y es que nadie nace sabiéndolo, pero la sociedad apunta a que la mujer tiene “un instinto materno” que pareciera ser una varita mágica que logra que la madre tenga la responsabilidad de saber que hacer ante todas las situaciones, el negar esta perfección y mostrar síntomas cómo los mencionados anteriormente, implica en sí un juicio implacable para la “mala madre”

 

Esa “mala madre” a la cual no se le permite fallar, que es señalada y juzgada y que va mermando la calidad de vida de ella y del bebé así cómo generando conflictos con las personas que la rodean, un caso donde se puede ejemplificar a la perfección este tema es la película “Tully” del 2018, donde se muestra el cuadro de una depresión postparto y la magnitud de a donde se puede llegar emocionalmente, así cómo lo que psíquicamente somos capaces de hacer para “protegernos” de estos síntomas de lo que podríamos llamar “la madre muerta” cómo plantea André Green (2005)

 

Y bueno, lo importante entonces, al hacer este recorrido en este texto, será actuar, acudir con nuestro médico, atendiendo la parte fisiológica, que de pronto puede ser ayudada con algunos fármacos, pero siempre con la condición de que el médico trate con empatía y sin el ejercicio de violencia médica para con nosotras, es decir, sin abonar a la culpa generando más angustia y la urgencia de “estar bien” para volvernos “las buenas madres” que la sociedad espera. 

 

Por otro lado, será fundamental consultar a un psicoterapeuta, en estos casos el acompañamiento psicológico permitirá a la madre, ser, sostener su deseo de madre y acallar las angustias de este licuado emocional en el que se ha venido viviendo, independientemente de la condición bajo la cual decidió ser madre (esperando que en la mayoría de los casos esto sea su decisión y momento) la psicoterapia apuesta a acompañar, sostener y escuchar lo que es nada más y nada menos un acontecimiento arrollador para la mujer, su cuerpo cambia, su vida psíquica cambia, sus prioridades son repensadas y contrario a lo que pudiera pensarse, maternar sigue siendo una tarea solitaria, lo cual termina siendo sumamente angustiante para las mujeres. 

 

La apuesta terapéutica implica hacer lazo, para que la madre, advenga madre, ¿Cómo será esa madre? La que ella decida ser, sostenida por su deseo. Esa, sin duda, será la mejor madre para ese hijo (a). 

 

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