El camino al éxito

por Thalia Lopez Ortiz:

Los Seres Humanos estamos hechos para los desafíos. Los desafíos amplían nuestros límites y hacen que no pretendamos controlarlo todo. También son importantes aliados que nos ayudan a descubrir nuestros mayores dones, nuestras más altas capacidades y nos enseñan a encontrar la sintonía con nuestro mejor yo.

Llegamos perfectos al mundo, llenos de amor, potencial, fe en nosotros mismos y talento, pero desde el momento en el nacemos empezamos a apartarnos de nuestra auténtica naturaleza y adoptar las creencias erróneas, las premisas limitadoras y los miedos propios del mundo que nos rodea.

Un día despertamos siendo adultos y nos damos cuenta de que nos hemos traicionado y de que no tenemos la menor idea de cuál es nuestro verdadero yo.

Es ese, el momento en el que queremos reconocer a la persona que fuimos y entonces nos embarcamos en nuestro viaje de búsqueda interior.

Me doy cuenta que si algo nos impide vivir de la mejor manera posible es el miedo. El miedo es la causa principal de que reduzcamos nuestra vida a un tamaño mucho menor del que le corresponde, sin embargo, si te dijera que la mayoría de los miedos son ilusiones, casi todos los miedos nos han sido enseñados. Gran parte de nuestras
creencias vivenciales han sido fantasías que hemos ido encontrando en el camino y que nos hemos encargado de convertir en verdades.

Tus miedos son la puerta a tu mejor yo, a la mejor versión de ti mismo. Cada vez que se cruza un miedo en la senda de tu vida debes ser consciente de que se trata de una oportunidad para recordarte de quién estás destinado a ser y para recuperar un poco más tu auténtico poder como ser humano : “No huyas de tus miedos corre a su
encuentro”

“No hay personas especiales en el planeta” quiero decir todos estamos aquí por alguna razón y con alguna misión específica.

El prestigioso psicólogo Abraham Maslow decía:

“Todos los seres humanos llevamos escritos en nuestros genes una vocación y una causa”

Nuestra individual vocación se manifiesta de diferentes maneras. Todos tenemos un destino diferente y nuestra vida empieza a funcionar a su nivel más alto, cuando nuestros días tienen como objetivo llevar a cabo esta misión principal.

Ahora bien, la pregunta que surge es ¿Y cómo encontrar nuestro destino?

El destino no puede ser descubierto. El destino te descubre a ti.

El mejor paso que puedes dar es emprender el trabajo interior necesario para llegar a conocer el nivel más profundo. Medita y reflexiona con paciencia para conocer tus auténticos valores, tus creencias más elevadas y el tipo de vida que deseas realmente crear y es ahí, que en cuanto más profundices más sabrás, cuanto más sepas más fácil te será reconocer las señales que te conducirán a tu destino. Cuando las hayas encontrado empezará a desplegarse todo tu potencial como ser humano.

Todos queremos encontrar un modelo balanceado para alcanzar el éxito en nuestra vida.

Algunas veces perseguimos nuestros objetivos más profundos con desatada fuerza y otras tantas la sabiduría nos aconseja actuar con mayor contención y prudencia permitiendo que la vida se desarrolle de una forma más espontánea y natural.

Ahora bien, creo que es importante tener un enfoque equilibrado del éxito.

Esforzarse en exceso te conduce inevitablemente a querer controlar y forzar los resultados con base en tus expectativas personales, mientras que manifestar sin más tus intenciones sin respaldarlas con los hechos es una apatía (basada en el miedo).

Creo firmemente que para conseguir el verdadero éxito debemos ser prácticos y espirituales a la vez. Encontrar la sincronía entre estas dos. Es fundamental tener claridad en nuestras intenciones y visión para materializar nuestros sueños correctamente.

Albergo la íntima seguridad de que en nuestras vidas existe una coherencia sorprendente que a menudo se nos olvida cuando intentamos controlar los resultados, si nos esforzamos al máximo si damos nuestro cien por ciento y no se ajustan los hechos a lo planeado debemos confiar en que todo ha ocurrido para nuestro propio bien.

Se siempre fiel a los principios fundamentales que en el fondo de tu corazón sabes que son ciertos y todo irá bien. ¿Y cuáles son esos principios?

Ser positivo, hacerte responsable por aquello que no funciona en tu vida, trata bien al prójimo, trabaja duramente, se innovador antes que seguidor, madruga (al que madruga Dios lo ayuda) ponte objetivos, habla con el corazón, practica la autodisciplina, aprende a ahorrar, cuida tu salud (es tu tesoro) y a tu familia.

Alcanzar lo mejor en la vida es simple. Fácil no, pero simple sí. Solo requiere esfuerzo, disciplina y concentración.

Esta filosofía conocida sobre el viaje de los mil kilómetros que empieza por un primer paso es absolutamente cierta. Haz un poco todos los días para alcanzar tus metas y con tiempo y constancia llegaras. Pequeños avances diarios tienen como destino gigantescas conquistas a lo largo de la vida.

La grandeza tanto personal como corporativa no es cuestión de revolución si no de evolución, de esos pequeños pero constantes avances.

Todos los sueños empiezan pequeños. Tú necesitas empezar hoy mismo.

“No se puede llegar a la cima del Everest de un salto. Se llega a la cima por etapas. Paso a paso, llegas a tu meta”

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