por Psic. Roxana Ruiz
El fin de año es el momento en el que nos sentamos a reflexionar sobre como cerramos el año y que fue lo que hicimos o dejemos de hacer. Empezamos a visualizar las metas que queremos cumplir el próximo año a corto y mediano plazo que cambios debemos de realizar para llegar a cumplir estas metas. De aquí salen los propósitos de año nuevo, de acuerdo a esto uno se plantea los cambios necesarios que debe de hacer en su vida para llegar a las metas.
Pero si los propósitos son los cambios necesarios para cumplir las metas planeadas por nosotros, porqué nos cuesta tanto trabajo cumplirlos. Estudios recientes muestran que solo el 8 % de las personas cumplen sus propósitos de año nuevo, es decir 1 de cada 4 personas logran terminar el año diferente a como lo empezaron.
Y datos aún más curiosos: El 25% de la población abandona sus propósitos la primera semana de enero, el 55% abandonan el reto el primer mes del año y solo el 20% logra llegar a los 6 meses. ¿A qué porcentaje perteneces?
Siempre hacer cambios en rutinas que llevan instauradas mucho tiempo en nosotros es muy complicado. Hay sesgos de personalidad que a muchos les ayudan o les perjudican al momento de trabajar en sus propósitos, como la capacidad de autocontrol y la tendencia al autosabotaje. Por esto cumplir estas metas, como todo cambio, debe de empezar por un plan de acción.
A continuación, te comparto las 3 premisas que el 8% de las personas que sí logran cumplir la mayoría de sus propósitos del año siguen.
El error más común de todos al iniciar el año es querer arrancar con los 12 propósitos el primer día lo que significa que son 12 cambios a un solo tiempo, ¡Es una locura! Generalmente las personas terminan frustrados por no poder sostener estos 12 cambios al mismo tiempo, terminan abandonandolos y obvio se sienten como 12 fracasos. Lo importante es priorizar, elegir un propósito y trabajar en esa meta con cambios paulatinos y realistas.
Tener claro el “para qué” de cada propósito es un factor muy importante para llegar a cumplirlos. Muchas veces elegimos propósitos que no hemos cumplido durante años anteriores o propósitos que de acuerdo a nuestra edad o sociedad tendríamos que cumplir, pero ¿realmente nos hacen sentido?
El autor y conferencista Simon Sinek propone que las acciones que verdaderamente generan cambios estructurales, empiezan con la un: ¿para qué o por qué? y no con un ¿cómo? Reflexionar sobre con qué fin quiero mejorar o cambiar algo, nos hace conectar más con el beneficio que voy obtener al lograrlo y también nos hace visualizar las herramientas con las que ya contamos para trabajar en ello.
Y, por último, ¡Repite, repite y repite! Un estudio realizado por Jane Wardle, profesora de University College de Londres, afirma que realizar una acción por 66 días consecutivos hace que se convierta en un hábito. Se necesita este plazo de tiempo para que una acción se fije en nuestra rutina y se realice de manera automática sin que influya la fuerza de voluntad y el autocontrol.
Así que ya lo sabes, si quieres convertir tus propósitos del papel a la acción empieza por cambios pequeños, constantes y que hagan sentido con el rumbo que quieres darle a tu vida.