Un buen fin… Para pensar en “el Buen Fin”

Por Psicóloga Giovanna Soto Pedraza

Hoy en día la publicidad apunta directamente a nuestras emociones, muchas veces no somos conscientes de esto.

 Por esta razón, de pronto compramos por impulso, llevándonos a casa cosas que no necesitamos. Cabe entonces preguntarnos si las “oportunidades” de compra que llegan en el “Buen fin”, son realmente oportunidades para hacer una compra inteligente de cosas que necesitamos y no es nuestra parte impulsiva y emocional sucumbiendo ante “descuentos”, que además pueden resultar ser engañosos y dejar como resultado una culpa y arrepentimiento repartido en  “meses sin intereses”.

En México desde el 2011, se creó el “buen fin” con el propósito de reactivar la economía, donde aparentemente se ofrecen descuentos atractivos para comprar un montón de artículos, ropa y mercancia en general, con los años esto ha ido creciendo, de tal forma que en empresas del sector gubernamental les proporcionan a sus empleados parte de su aguinaldo en esta fecha para que dispongan de eso y “aprovechen” los descuentos, que cabe decir, en muchas ocasiones resultan engañosos y poco confiables.

Nadie está exento del vínculo que genera el dinero con nuestras emociones, hay algunas encuestas que muestran que el 75% de la población siente que la mayor fuente de estrés en sus vidas es el dinero. Ahora, ¿Por qué existe una relación emocional con el dinero? El dinero se asocia generalmente con emociones viscerales, por ejemplo: el miedo, la vergüenza y el enojo son las más frecuentes.

Piensa por ejemplo, ¿Cómo te sientes cuando faltan aún días para la quincena y tú ya no cuentas con dinero?, ¿Qué sientes cuándo tienes que hacer un pago imprevisto y no cuentas con el dinero suficiente?, ¿Te sientes enojad@?, ¿Con angustia?, ¿Te invade la frustración? Hay ocasiones en que nuestros sentimientos hacia el dinero son tan intensos que lo odiamos y solemos pensar que es la causa de nuestros problemas. 

Pero, realmente ¿Estás seguro de que necesitas comprar cosas?, al igual que la comida, las compras se han vuelto un síntoma a partir del cual gestionamos nuestras emociones, de pronto, buscamos en ellas un premio por trabajar muy duro, para ser felices o tener un supuesto bienestar. Aunque, la experiencia nos muestra que la felicidad está más ligada a las experiencias y momentos que compartimos con la gente que amamos.  

Cuando compramos liberamos dopamina, que se estimula cuando el cerebro busca expresar emociones, principalmente generando un estado de bienestar, de felicidad, sin embargo, es una sensación momentánea, al pasar el efecto, es decir, después de realizar la compra, pues queremos más de eso, lo que resulta ser una forma de tapar los malestares que quizá tengamos en nuestra vida, por ejemplo: una mala relación de pareja, una insatisfacción laboral, la soledad, etc.  En este sentido, el Buen fin puede verse como una trampa más de esta sociedad consumista, es fundamental educarnos y conocernos para tener la suficiente capacidad de control ante las compras innecesarias y desmedidas.

Ahora, sí más allá del buen fin, las compras impulsivas son algo recurrente en tu vida, si te llena de ansiedad comprar algo y posteriormente cuando lo obtienes sientes euforia y pasado un tiempo te genera culpa o hasta un estado depresivo, pues además no cuentas con los recursos monetarios para pagar, puedes tener un cuadro patológico denominado: Oniomanía.

La oniomanía es el término que se utiliza para describir a las personas que no controlan su forma de comprar; este trastorno es un problema actual grave, ya que social y culturalmente se promueve poseer cosas materiales para tener un estatus que nos genere un aparente bienestar, haciéndonos sentir mejores personas, más atractivos o influyentes. Este comportamiento surge como una respuesta frente a emociones básicas como la venganza, la envidia o el aburrimiento. Acentuándose en épocas decembrinas. 

Es mayor el porcentaje de mujeres que padecen esto, aunque los manuales de trastornos mentales no lo incluyen, la descripción de síntomas y conductas es muy similar a lo que ocurre en la ludopatía (necesidad de jugar y apostar compulsivamente), puede entenderse dentro de la descripción de una adicción, pues se caracteriza por su impulsividad, incapacidad de detenerse para comprar, además de vincularse con conductas antisociales. Se presentan pensamientos obsesivos y compulsivos que obligan a la persona a comprar objetos que no se necesitan.

Se logra una gratificación inmediata y esa sensación de bienestar momentánea que calma, pues se piensa cómo la búsqueda desesperada de reconocimiento de los que nos rodean, mediante la aprobación por tener ropa de marcas “prestigiosas”, o el celular de moda.

Para trabajar la oniomanía, es importante acudir con un experto que determine un plan de trabajo terapéutico acorde a las necesidades particulares de cada paciente, lo más relevante será poder generar conciencia emocional.

Lo más importante es reflexionar acerca de lo que consumes, el por qué y para qué de tus compras, procura no estar llenando vacíos emocionales con objetos. 

Aquí abajo te dejo un par de ligas más específicas para saber bien a bien, que vale la pena comprar, si te será o no útil, etcétera, en temas financieros. 

En temas emocionales, no olvides que en Mind² te acompañamos, te escuchamos y leemos, Acércate a Mind² y ¡Potencia tu mente!

Ahora si, que tengas un ¡Buen fin! 

https://www.mediotiempo.com/otros-mundos/buen-fin-2019-todo-lo-que-debes-saber

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